martes, 28 de febrero de 2017

Camarero o abogado ¿Qué trabajo automatizamos?

La Inteligencia artificial es lista pero los robots son torpes. Nuestro pensamiento es más automatizable que nuestro cuerpo



Nuestro cerebro creció, comenzamos a pensar y nos hicimos humanos. A nuestro alrededor otras criaturas, los animales, nos parecieron inferiores, los sometimos y casi acabamos con ellos en su estado salvaje. Nuestro evolucionado cerebro nos permite procesos mentales más complejos que el de nuestros compañeros de planeta: tenemos pensamiento simbólico y conciencia aunque últimamente reconocemos que la conciencia es cuestión de grados y los animales también la tienen en alguna medida. Pero no cabe duda de que somos más listos.

Nuestro cuerpo, por el contrario, nos parece poco importante. Hay animales más rápidos y fuertes. Unos vuelan y otros nadan. No somos físicamente mejores que ellos y en la comparación menospreciamos nuestras capacidades físicas.

En esto estábamos cuando llegaron las máquinas. Las primeras, del orden de los robots (telares, tractores, aviones), tenían que ver con magnitudes físicas: fuerza, velocidad o resistencia. Pocos consideraron que suponían un desafío a nuestra humanidad puesto que ya había otros seres más veloces, robustos e incansables: los animales. Pero cuando otras máquinas, del orden de los ordenadores, se hicieron más listas que nosotros, nos desafiaron en un plano genuinamente humano: la inteligencia. Nunca había existido un ser más inteligente que nosotros en la Tierra. No nos hemos acostumbrado a la competencia y aún ahora, y cada vez más, digerimos muy mal el desafío de las máquinas. Si los ordenadores son más inteligentes, ¿cuál es la esencia humana?

Un aspecto fascinante de nuestros nuevos compañeros de viaje es que nos obligan a revisar nuestro concepto de nosotros mismos. ¿Somos tan listos como creemos? ¿Nuestro cuerpo es tan despreciable?

Hans Moravec, uno de los padres de la Inteligencia Artificial, estableció la paradoja que lleva su nombre. Contrariamente a lo que pueda parecer, muchas de las funciones mentales que consideramos difíciles son realmente fáciles computacionalmente, pero algunas cosas que nos parecen fáciles son muy difíciles de replicar para los ordenadores. Resolver un sistema de ecuaciones diferenciales es complicado para el cerebro pero sencillo para un ordenador. Esto es debido a que nuestros cerebros no han evolucionado para hacer ecuaciones diferenciales. No es adaptativo.

¿Y qué ocurre con los problemas fáciles? Un ordenador tiene enormes dificultades para realizar tareas que para nosotros son simples. La paradoja de Moravec dice que funciones como el procesamiento visual o moverse en una habitación (y que compartimos con los animales) están precableadas en nuestro cerebro por millones de años de evolución y su realización es sumamente eficiente. En sus propias palabras: "El proceso deliberativo que llamamos razonamiento es, creo, el barniz más delgado del pensamiento humano, efectivo solo porque se basa en el conocimiento sensoriomotor, mucho más antiguo y poderoso aunque habitualmente inconsciente".

En realidad nuestras funciones cognitivas superiores como la conciencia son una débil capa neuronal y el inconsciente movimiento de nuestro cuerpo requiere una masa de neuronas mucho mayor. Mover nuestro cuerpo es extremadamente difícil y computacionalmente muy exigente. Incluso en comparación con los animales nuestro cuerpo es fascinante: ningún animal tiene las habilidades combinadas para escalar una roca, hacer una pirueta en el trampolín y tocar el piano.

Trasladado al mundo de las máquinas resulta que los robots son extremadamente torpes en comparación con nosotros y los ordenadores mucho más listos en un número creciente de tareas. Tradicionalmente hemos pensado que las máquinas automatizarán y desplazaran a los llamados blue collar, los trabajadores de baja cualificación. Pero es hora de que cambiemos nuestra forma de pensar: los white collar también están en el punto de mira. Lo rutinario es automatizable. Si puedes describir tu trabajo de forma sencilla para que otra persona pueda hacerlo es probable que también una máquina pueda realizarlo. Abogados, médicos o analistas financieros desempeñan muchas tareas rutinarias y automatizables. ¿Pueden competir un abogado revisando la jurisprudencia, un médico investigando todos los casos relacionados con una dolencia o un financiero preparando un informe sobre miles de empresas con máquinas?

El mercado laboral camina hacia una gran polarización. La robótica será incapaz de automatizar muchas tareas de baja cualificación que requieren habilidades motoras como camarero o electricista. La Inteligencia Artificial aún dista de sustituir muchas tareas de alto nivel. En medio queda una enorme masa de empleos antaño considerados buenos trabajos que son carne de cañón para su sustitución por las máquinas.

No desprecies tu cuerpo y no creas que tu mente es una barrera insalvable para las máquinas.
Artículo publicado originalmente en bez

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