viernes, 30 de diciembre de 2016

Amazon Go y el fin del trabajo

Amazon abrirá el próximo año la primera tienda física sin cajas, sin colas, sin esperas y, claro, sin empleados. La pregunta que nos asalta es ¿crea la nueva economía empleo?



La tecnología destruye empleo. Cuando una máquina desempeña con un nivel experto una tarea que antes solo podía hacer un humano, pronto el humano será sustituido. La máquina seguirá progresando y finalmente el humano solo volverá a realizar esa tarea por nostalgia, pero nunca por productividad.

Las empresas buscan la productividad y el beneficio. Al comprar un equipamiento tienen dos objetivos: hacer más de lo que hacían, por ejemplo, procesar más datos, conocer mejor el negocio y vender más, y reducir costes. Y el primer coste a reducir es el laboral. Entendida la productividad como producto o servicio final dividido entre número de empleados, la productividad siempre aumenta cuando introducimos máquinas. Cuando el número de empleados es cero ¿la productividad es infinita?

La teoría economía clásica afirma que la tecnología destruye empleo en un sector pero lo crea en otros. Hace dos siglos el 90% de la población trabajaba en el campo. Hoy solo lo hace el 2% que es capaz de alimentar al resto de la población con una enorme productividad. El empleo se desplazó de la agricultura a la industria y, después, de esta a los servicios. Cuando las nuevas máquinas sustituyan masivamente a los empleados humanos, ¿seguirán creándose empleos en otros sectores? ¿En qué sectores? ¿Serán suficientes para amortizar la destrucción de empleo?

Amazon es una de las empresas más exitosas de nuestro tiempo. Comenzó vendiendo libros online, continuó vendiendo todo tipo de artículos online, dominó y cambió el sector de la distribución: todos los competidores comprendieron que había que vender online o desaparecer. ¿Es Amazon un creador de esos nuevos empleos de los que hablamos? Se dice que por cada empleo que crea Amazon se destruyen cuatro en la economía tradicional. En buena medida porque Amazon es líder en el empleo de robots que desarrollan la mayoría del trabajo en sus automatizadas fábricas.   

Amazon Go es el siguiente paso de Amazon, además de la tienda virtual la tienda física. El gigante de la distribución acaba de anunciar que en 2017 abrirá su primera tienda. La novedad es que no tiene cajeros. El cliente entra con la app del su móvil, coge lo que quiere de los estantes y lo devuelve si cambia de opinión mientras la app va registrando sus compras. Cuando está satisfecho, simplemente sale de la tienda y la app le apunta la compra en su cuenta. Sin colas, sin cajas, sin cajeros. Para lograr tamaño prodigio, Amazon usa tecnología puntera en los campos de visión artificial, fusión de datos y aprendizaje profundo. Una serie de cámaras y sensores siguen al cliente por la tienda y registran sus movimientos. Amazon llama a esta tecnología Just Walk Out (Solo salga).

Aún no está todo claro acerca de  Amazon Go. La automatización no es total: la reposición de las mercancías las hacen personas y hay que saber cómo lucharán contra los robos. Pero parece que los problemas que puedan surgir se subsanarán y el futuro de las tiendas físicas cambiará para siempre.
Pero Amazon no es siquiera el ejemplo más extremo de la escuálida creación de empleo por parte de la nueva economía. Cuando Facebook compró en 2014 Whatsapp, la empresa de mensajería enviaba 50.000 millones de mensajes diarios a 450 millones de usuarios en el mundo. Esta gigantesca empresa tenía ¡cincuenta empleados!

Parece muy dudoso que la tecnología genere empleo en la misma medida que lo destruye como los casos de Amazon Go y Whatsapp evidencian. Aunque ha tardado en llegar es algo que predijo en 1930, en medio de la Gran Depresión, John Maynard Keynes que pronunció una conferencia en Madrid titulada Las posibilidades económicas de nuestros nietos. Entonces habló del desempleo tecnológico y la semana con días de tres horas de trabajo.

La tecnificación y el fin del trabajo traen otras muchas preguntas. ¿Para qué trabajar? ¿Aumenta la desigualdad? ¿Viviremos en un mundo más abundante? ¿Necesitaremos una herramienta redistributiva como la renta básica universal? ¿Qué hacer con nuestro ocio? ¿Cómo educarnos para un mundo nuevo?
Son todo cuestiones apasionantes a las que he tratado de dar respuesta en mi libro UNA MIRADA AL FUTURO. Inteligencia artificial, abundancia, empleo y sociedad y sobre las que es ineludible reflexionar. 

Publicado en bez

lunes, 19 de diciembre de 2016

El mundo en dos décadas

Es imprescindible reflexionar sobre qué cambios vendrán (y serán muchos) en las próximas dos décadas.

Agradezco mucho a Rafa Bravo la oportunidad de presentar mi libro en su prestigioso blog Primum non nocere 2016 .

He escrito UNA MIRADA AL FUTURO. Inteligencia artificial, abundancia, empleo y sociedad para llenar en parte un clamoroso vacío sobre la influencia que la tecnología tendrá en el futuro próximo.

Aparecen con creciente frecuencia en los medios noticias sobre si los robots nos quitarán el empleo o si la inteligencia artificial dominará el planeta. Pocas de ellas están bien documentadas, pero al menos tienen la virtud de suscitar la atención sobre el tema. Peor aún es el caso de la política en el que el tema ni siquiera se menciona.

¿Crees que la inteligencia artificial es muy lista o por el contrario piensas que es muy tonta? La inteligencia artificial general IAG concebida como un ente capaz de solucionar cualquier problema es ciencia ficción y su amenaza, en palabras de Andrew Ng, ingeniero de Google, profesor de Stanford, jefe científico de Baidu (el buscador chino) y cofundador de la empresa de cursos online Coursera, es como como preocuparse de la sobrepoblación en Marte. “El principal problema que la tecnología ha supuesto durante siglos es su amenaza contra el empleo. Por ejemplo, hay tres millones y medio de camioneros en Estados Unidos. Creo que necesitamos que los líderes gubernamentales y empresariales hablen sobre esto y pienso que el énfasis en los malvados robots asesinos es una distracción innecesaria”.

La inteligencia artificial es más bien como un ejército de hormigas que están en todas partes, ayudadas por el ubicuo teléfono móvil. Pequeñas aplicaciones de inteligencia artificial van ocupando un espacio cada vez mayor.

La tecnología destruye empleos, siempre ha sido así. La economía clásica dice que los empleos destruidos en un sector se crearán en otro: de la agricultura a la industria y de esta a los servicios. Pero no está nada claro que esto siga siendo así. ¿Hablamos de los empleos de una empresa como Whatsapp con 50 empleados? Dicen que por cada empleo que se crea en Amazon se destruyen cuatro en la economía tradicional. Amazon, una empresa que emplea miles de robots. ¿Y China? La robotización de la segunda economía del mundo es acelerada.

Pero la tecnología trae también la abundancia y el bienestar. Nadie lo diría viendo las noticias, pero el mundo mejora deprisa. La esperanza de vida, la lucha contra las pestes del pasado (incluyendo la malaria que ha descendido un 40% desde 2000), la educación, la democracia, o la violencia y las guerras mejoran.

El trabajo es odiado y deseado. Pero en la actualidad es deseado casi exclusivamente por los ingresos que reporta. La mayoría de la gente detesta su trabajo y es sencillo ponerse en el lugar de los muchos trabajos que la gente realiza solo por dinero.

Si las máquinas hacen el trabajo, los propietarios de estas se enriquecen y los asalariados se empobrecen: la desigualdad aumenta en el mundo. Algunas ideas como la renta básica universal son una propuesta a considerar.

Mientras tanto estamos educando a los jóvenes para un mundo que no existirá. Pretender que van a tener un empleo como los de antes es generar una enorme frustración.

¿Estamos preparados para el futuro?

martes, 13 de diciembre de 2016

Una mirada al futuro. Introducción del libro

La tecnología ha sido el arma más poderosa de evolución de las sociedades humanas. La dominación de la naturaleza posibilitó el gran salto neolítico de forma que cultivamos campos, domesticamos a los animales y nos hicimos sedentarios. La escritura fue quizá el mayor invento de la humanidad, ya que permitió la acumulación del conocimiento y que éste trascendiera el tiempo y el espacio. Los avances tecnológicos han traído bienestar en todas las épocas de la humanidad.



Con la Revolución industrial el crecimiento y el bienestar se aceleraron. La producción se hizo más eficiente, el precio de los productos bajó y éstos estuvieron a disposición de un número creciente de consumidores. También destruyó empleos, pero otros muchos se crearon según una máxima de la ciencia económica, que dice que los empleos destruidos por la tecnología son constantemente reemplazados por otros en otros sectores. Sin embargo, esto parece tocar a su fin.

El nacimiento de los ordenadores comerciales a mediados del siglo pasado posibilitó un gran desarrollo para las empresas grandes y pequeñas. La introducción del ordenador personal supuso un panorama nuevo en el que muchos individuos tenían acceso a la computación. Pero fue el uso masivo de Internet lo que cambió el mundo y nos mostró un futuro que aún no sabemos juzgar. En paralelo, los algoritmos inteligentes, la llamada Inteligencia Artificial, han comenzado a realizar tareas antes sólo reservadas a los seres humanos. Hoy los ordenadores ven, escuchan, hablan y casi piensan.

La aplicación de esta tecnología de la información tiene dos consecuencias. La aceleración de la producción hace que vayamos hacia un mundo de abundancia en el que los productos y servicios serán muy baratos. Por otro lado, hará que el trabajo humano vaya desapareciendo: las máquinas harán la labor. La antigua regla económica ya no sirve: no habrá reemplazo del empleo.

Esta visión tecnológica debería tener un correlato en el mundo económico y político. Desafortunadamente no es así. El libro pretende llamar la atención acerca de una realidad sobre la que urge el debate.